23.10.09

.-Life changes in a one second ~ Cap2

Cap. 2 : La Fuente de los deseos.



Lindo día, un gran día de sol que hacía que mi ánimo subiera un poco más. Me metí en el baño que había en mi cuarto y con una lentitud como de toda la vida me desvestí, luego me metí a la ducha y dejé que el agua corriera por mi cuerpo refrescándome, es que hacía mucho calor. Cuando terminé de ducharme me vestí lo más cómoda que pude, no me iba a poner mis típicos jeans pitillo, mi remera negra y mis converse negras porque hacía demasiada calor para usar eso, así que como el sol estaba afectando mis neuronas me vestí como nunca lo habría hecho en la vida, con un vestido, y para rematar mi locura, el vestido era blanco y yo no uso ropa blanca, ni sé cuando llegó eso a mi maleta pero doy gracias a Dios por que estuviera ahí. Me puse unas sandalias también blancas, esto era sospechoso, yo no puse esta ropa en mi maleta, de seguro mi mamá tuvo algo que ver con esto. Cuando estuve lista salí de mi habitación, ya me había maquillado aunque no en exceso, no suelo maquillarme mucho, solo me delinee los ojos y solté mi cabello para que se viera mejor. Vi la hora y eran las 12:30 pm.

- Dil, ¿donde están mamá y papá? – le pregunté a mi hermano mayor que estaba sentado en el sillón del living viendo futbol.
- Salieron, creo que esto de salir de vacaciones los vuelve algo románticos – dijo sin despegar la vista del televisor. Esta es mi oportunidad, pensé.
- Ok, entonces voy a la fuente de los deseos por un momento, para aprovechar la ausencia de las miradas de mamá. – le dije y me dirigí a la puerta, paré en seco antes de salir y me voltee nuevamente hacia donde estaba mi hermano. – Ah Dil, ¿me das una moneda? – Dil me miró y metió su mano al bolsillo, de este sacó una moneda y me la lanzó, como suelo ser torpe no la atrapé y tuve que agacharme a recogerla. – Gracias querido Dili – le dije mientras le dedicaba una sonrisa.
- ¡No me digas Dili! – Gritó mi hermano cuando yo ya había cerrado la puerta de salida del apartamento, reí por lo bajo y seguí mi camino.

Al llegar abajo miré alrededor y no había nadie, raro, ya que “La Fontana di Trevi” era una atracción turística muy visitada. No presté bastante atención a eso ya que quería estar sola y esto de que no hubiera gente me agradaba. Me acerqué a la fuente, me hinqué en el barandal y cerré los ojos, pensé en lo que me había dicho Amy de que podría encontrar al novio que buscaba. Después de pensarlo por un momento decidí no pedir ese deseo, si alguien iba a estar conmigo lo haría tarde o temprano, pero prefería que llegara solo, no lo quiero pedir. Luego comencé a pedir mi deseo. Deseo que algo genial haga cambiar mi vida para siempre, y lancé la moneda a la fuente, pasado eso aún con mis ojos cerrados inhalé una bocanada de airé y lo boté en un suspiro. Después de dos segundos sentí que alguien me empujó y caí a la fuente. ¡Qué asco! Esta agua debe estar muy sucia.

- Perdón, no te vi. Lo siento, es que estaba retrocediendo de espaldas y choqué contigo, lo siento, de verdad lo siento. – Oía como un chico se disculpaba conmigo mientras me ayudaba a salir de la fuente. Me hervía la sangre, me sequé el agua de los ojos que me impedía ver al chico y cuando abrí mis ojos y mi boca para descargar mi enojo quedé atónita, no podía creer lo que mis ojos veían.
- Lo siento de verdad, no debería después de lo que pasó, dejarte aquí y así… – y con sus manos apuntó hacia mí y el aspecto que traía. – pero debo irme, me persiguen y no quiero morir aplastado o asfixiado. – Yo miré mi vestido que estaba todo mojado y luego lo miré a él. Oh por Dios ¡Es tan hermoso! Unos gritos me sacaron de mis pensamientos.
- ¡Oh no aquí vienen! – Dijo mirando hacia atrás – Lo siento, Adiós. – Y partió en dirección contraria de donde provenían los gritos. Reaccioné luego de su despedida y corrí detrás de él, estas oportunidades se dan solo una vez en la vida.
- ¡Espera! – grité y él frenó su escape. – Yo te ayudaré – lo tomé del brazo y él me siguió al hotel. Entramos rápidamente y subimos a paso veloz las escaleras. Cuando llegamos al apartamento abrí la puerta como nunca y entramos, cerré fuerte la puerta y nos apoyamos en ella. Mi hermano que ahora estaba almorzando en el comedor nos quedó observando extrañado por un momento y luego enarcó una ceja.

- Alex, ¿quién es él? – dijo mi hermano apuntándolo con el tenedor.

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